Opinión
Primero, debemos reconocer que existe un estigma en nuestra sociedad sobre tener muchos hijos.
19:22
La mayoría (y el Estado en primer lugar) asocia una familia numerosa con la pobreza, el abandono y la supervivencia gracias a la asistencia social. Y una madre de muchos hijos es, en consecuencia, en la imaginación de la sociedad (y de las agencias gubernamentales) una mujer de mediana edad, torturada, desempleada e indefensa en términos socioeconómicos. Muchas veces me encontré en situaciones en las que rompí el patrón. Pero mientras exista el modelo, este modelo seguirá siendo poco atractivo; nadie quiere encontrarse en la situación de mendigos y necesitados.
En mi opinión, este estigma tiene una razón profunda relacionada con nuestra historia del siglo pasado. ¿Qué pasó con las familias numerosas durante las hambrunas y las guerras? ¿Cuántos miembros de familias numerosas sobrevivieron? La sociedad centrada en la supervivencia ha aprendido bien que una familia numerosa es un riesgo para todos sus miembros. Estas son cosas que tal vez no se hayan dicho. Al igual que nuestros otros traumas, es necesario estudiarlos.
Si retrocedemos en el tiempo la línea femenina, entonces soy la primera en esta línea en 100 años en tener más de dos hijos. Para mí, tres generaciones de mujeres se encontraban divididas entre los niños y el trabajo, y con cada generación esta división no hacía más que intensificarse. Yo también tengo que defenderlo, pero hace muchos años tomé la decisión de no elegir entre los niños y el desarrollo profesional, porque quiero ambos.
Para no elegir, e idealmente también para evitar la postura dividida, se necesitan condiciones. Si la sociedad y el Estado quieren que la mujer promedio dé a luz a más de un hijo, la creación de estas condiciones debería ser la piedra angular de la política pública. Esta es una lista enorme de todo, desde infraestructura social hasta protección legislativa para madres solteras, por ejemplo.
Heredamos otro error de la época soviética. Nosotros, en su conjunto, no somos una sociedad muy amiga de los niños ni muy orientada a ellos. Los niños son una carga, así trabajamos en la sociedad. Y los niños también son problema de sus padres. Este firmware también debe cambiarse. Pude transformar mi propia experiencia en la creencia de que los niños no son ni una carga ni un problema.
Pero ni siquiera todas las personas que tienen hijos propios piensan igual. Si no trabajamos con este lobo mental, las cifras de la estrategia demográfica pueden resultar, y seguirán siendo, demasiado optimistas.
Y finalmente. Los niños son una responsabilidad. A veces esta responsabilidad puede resultar difícil y agotadora, y otras veces puede resultar fácil y placentera. Es importante no romper lanzas en disputas, sino convertirse en una sociedad donde las personas crezcan con conciencia de lo que es la responsabilidad, así como con un alto nivel de resiliencia. Esto puede parecer simple e ingenuo, pero en realidad es una tarea con un asterisco.
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Source: liga.net